Articulo cedido por:

Resumen:
Estados Unidos se prepara para sus próximas elecciones presidenciales de noviembre.
Está en disputa quién será el ganador y líder de la principal potencia mundial en la actualidad, y lo está en plena disputa con China para saber quién será el ganador de la vacuna para acabar con el coronavirus, de la carrera por colonizar Marte o por el 5G, la nueva generación de telefonía móvil. Nadie duda en nuestros días del valor, más que estratégico, de las tecnologías de la información y la comunicación y de todo lo que circula por ellas. Su impacto en la seguridad y en todos los aspectos de nuestras vidas cotidianas es importantísimo, desde las infraestructuras, al control de los distintos canales y el dominio del tráfico de datos o el valor económico que suponen. Las posibilidades que brindará el 5G, especialmente posibilitar el Internet de las Cosas
(IoT) con miles de millones de dispositivos conectados, ha hecho de esta tecnología uno de los campos de batalla en los que se está definiendo la nueva hegemonía económica, política, militar, etc.
Palabras clave:
5G, Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, EE. UU., China, UE, España.
Un mundo conectado
Mensajeros, señales de todo tipo, documentos en distintos soportes… Desde la prehistoria hasta nuestros días, disponer de información, más aún a tiempo, ha supuesto victorias o derrotas, fortunas o bancarrotas… Así como la posibilidad de tomar decisiones bien fundadas —o no—. Con la evolución tecnológica y de las sociedades, los distintos medios y sistemas de comunicación han avanzado, impulsando muchas veces a las dos anteriores, ganando en cada paso velocidad,
seguridad, capacidad y posibilidades. Hace apenas dos siglos, el gran salto fue obra del artista, fotógrafo e inventor estadounidense Samuel F. B. Morse: el telégrafo y el código que lleva su nombre. Su aparición supuso la inmediatez, un enorme logro respecto al correo postal, las caravanas o sistemas como los basados en señales ópticas, todos ellos útiles durante siglos, pero limitados en sus posibilidades. Era el comienzo de la revolución de las telecomunicaciones al permitir que la información, las comunicaciones, sucedieran de forma instantánea y a cualquier distancia (limitada entonces a donde hubiera un tendido de cables, los conocidos por los indios del oeste americano como los «hilos que cantan»).