Es la condición que posibilita el llegar, entrar, salir y utilizar las casas, las tiendas, los teatros, los parques y los lugares de trabajo. La accesibilidad permite a las personas participar en las actividades sociales y económicas para las que se ha concebido el entorno construido. Está implícita en toda actividad del entorno construido. Para darse cuento de ello, basta con ir de casa a la oficina, al parque, a una tienda o a visitar a un amigo. En el camino podrá hacer una evaluación correcta del entorno construido comprobando en todo momento si es adecuado a los fines pretendido y si le permite llegar al destino sin dificultad.
Para muchas personas, el entorno construido actual es accesible: lo usan de modo independiente y natural. Tanto que ni siquiera son concientes de la accesibilidad como algo esencial, aunque no ocurre esto con todas las personas. Para un grupo de personas usuarias del entorno construido, se trata de algo sencillamente natural. En cambio, es frecuente que quienes tienen discapacidades físicas o sensoriales sólo consigan “arreglárselas” con cierta dificultad o con la ayuda de otras personas, inclusive, algunas veces se ven literalmente “excluidos”.
El vínculo entre la accesibilidad y el grupo al que se hace referencia como “discapacitados” es excesivamente restrictivo: personas mayores, niños, personas gruesas, altas y bajas, los que sufren lesiones por prácticas deportivas, aquellas que llevan un cochecito infantil, todos ellos tropiezan con un entorno hostil lleno de obstáculos.
Para garantizar las mismas posibilidades de participación en actividades sociales y económicas, todas las personas, cualesquiera que sea su edad y su posible discapacidad, deben tener la posibilidad de entrar en cualquier parte del entorno construido y utilizarlo con la mayor independencia posible.
Una sociedad funciona mejor cuando no se impide a nadie ir adonde quiera, sea para utilizar algún recurso o para ofrecer servicios. Un entorno accesible es una condición previa para el éxito social y económico.
Objetivo
Lo que hace falta en la práctica diaria del diseño, gestión y reestructuración del entorno construido es una propuesta universal de accesibilidad, enfoque basado en el siguiente objetivo:
El entorno debe disponerse de modo que permita a todos desenvolverse igualmente y de la forma más independiente posible.
Esto anterior significa que las instalaciones construidas deben basarse en el principio de que las personas son distintas, si bien eso no se consigue creando instalaciones propias para cada individuo ni para cada categoría de personas, se consigue integrando las distintas necesidades de las personas en instalaciones que pueda utilizar todo el mundo.
El entorno exterior
El mobiliario urbano puede mejorar el entorno exterior, pero al mismo tiempo puede convertirse en un obstáculo cuando se encuentra ubicado en zonas peatonales; éstos pueden obstruir el paso libre de personas en sillas de ruedas o que empujan un cochecito de niño o equipaje. Los objetos imprevistos pueden ser peligrosos para las personas ciegas y con problemas de visión, incluso, para aquellas que se hayan distraído en ese momento.
En edificios
A veces, el primer obstáculo con el que nos encontramos en un edificio es la misma entrada: tiene peldaños, la puerta es excesivamente estrecha o hay que hacer demasiada fuerza para abrirla. Los mismos pasillos son a veces demasiado angostos y surgen dificultades por la anchura inadecuada de las puertas o el espacio necesario para usarlas.
Los distintos niveles de las plantas constituyen igualmente obstáculos para todo el mundo, ya que muchas personas sólo pueden usar las escaleras con gran dificultad, si es que les es posible hacerlo.
Las personas con problemas de visión dependen del uso bien concebido de alumbrado, de los colores y de los contrastes tonales. Los contrastes de materiales y texturas son esenciales para darles información en un caso determinado. Ejemplo: la yuxtaposición de superficies muy brillantes, suelos monocromos y cristales del suelo al techo puede ser peligrosa y hasta inducir a confusión a quienes tengan problemas de orientación.
Personas con problemas auditivos no suelen distinguir bien los sonidos debido al efecto de cruces de conversación y al ruido superfluo de fondo, lo que puede evitarse evaluando cuidadosamente las condiciones acústicas del espacio y los factores de absorción del mismo. Este tipo de personas dependen de información amplificada en vestíbulos y mostradores, por lo cual es muy importante además un buen alumbrado.
El diseño universal es aplicable al conjunto del entorno construido, por lo tanto hay que tener presente que cualquier edificio utilizado en dos grupos de personas: las que van de visita y las que trabajan en él.
Los visitantes harán uso de las instalaciones según las necesidades colectivas. Mientras que los usuarios diarios, residentes o empleados, tienen necesidades individuales que son conocidas.
El concepto universal separa dos requisitos esenciales: visitabilidad y adaptabilidad.
Visitabilidad, se refiere a que todo visitante debe tener la posibilidad de usar de forma normalizada e independiente las instalaciones apropiadas a su visita. Si es así, se dice que el edificio es visitable: accesible o cómodo para sus visitantes.
Adaptabilidad, significa que ha de ser relativamente fácil, en el sentido de no exigir grandes obras de renovación, la modificación de cualquier momento del medio circundante para satisfacer las necesidades de accesibilidad de quienes utilizan el edificio. Es decir, que permite en un determinado momento futuro, reestructurar fácilmente el espacio o los equipos para satisfacer nuevas circunstancias.
Finalmente, no todo se reduce a llegar a un edificio, entrar o utilizarlo. En casos de emergencia hay que tener la posibilidad de salir de él con rapidez. Una evacuación en una situación de emergencia es una operación clave que exige un control adecuado. Los ascensores de evacuación y los refugios previstos en un diseño aumentan las condiciones de seguridad de un edificio.
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