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Cómo reabrir las escuelas: lo que la ciencia y la experiencia de varios países nos enseñan

Pam Belluck, Apoorva Mandavilli y Benedict Carey

La presión para que los estudiantes estadounidenses vuelvan a las aulas es intensa, pero evaluar el riesgo es complicado cuando las infecciones aún están fuera de control en muchas comunidades.

En tanto los distritos escolares estadounidenses consideran si van a reiniciar las clases presenciales y cómo hacerlo, su desafío se complica por un par de incertidumbres fundamentales: ningún país ha tratado de enviar a los niños a la escuela con el virus en niveles como los de Estados Unidos y la investigación científica sobre la transmisión en las aulas es limitada.

La Organización Mundial de la Salud ha concluido que el virus se transmite por el aire en espacios interiores abarrotados y con poca ventilación, una descripción que concuerda con la realidad ed muchas escuelas estadounidenses. Pero hay una enorme presión para traer de vuelta a los estudiantes: de padres, pediatras y especialistas en desarrollo infantil, y del presidente de Estados Unidos Donald Trump.

“Voy a decirlo: parece que estamos jugando a la ruleta rusa con nuestros niños y nuestro personal”, dijo Robin Cogan, enfermera en la escuela Yorkship en Camden, Nueva Jersey, que forma parte del comité estatal para reabrir las escuelas.

Los datos de todo el mundo muestran claramente que los niños tienen muchas menos probabilidades de enfermarse gravemente por el coronavirus que los adultos. Pero hay grandes preguntas sin respuesta, que incluyen con qué frecuencia los niños se infectan y qué papel juegan en la transmisión del virus. Algunas investigaciones sugieren que los niños más pequeños tienen menos probabilidades de infectar a otras personas que los adolescentes, lo que haría que abrir las escuelas primarias sea menos riesgoso que hacerlo con las escuelas secundarias, pero la evidencia no es concluyente.REGRESO A CLASES¿Tienes inquietudes, opiniones o experiencias con el tema? Queremos conocerlas:participa en español en el espacio para comentarios.

La experiencia en el extranjero ha demostrado que medidas como el distanciamiento físico y el uso de cubrebocas en las escuelas pueden marcar la diferencia. Otra variable importante es qué tan extendido está el virus en la comunidad en general, porque eso afectará al número de personas que podrían llevarlo a la escuela.

Para la mayoría de los distritos, la solución no será un claro todo o nada. Muchos sistemas escolares, incluido el más grande del país, en la ciudad de Nueva York, idean híbridos que implicarán pasar algunos días en las aulas y otros días en línea.

“Hay que hacer mucho más que agitar las manos y decir hazlo así”, dijo Joshua Sharfstein, profesor en la Escuela Bloomberg de Salud Pública de Johns Hopkins. “Primero tienes que controlar la propagación de la comunidad y luego debes abrir las escuelas cuidadosamente”.

Aunque los niños tienen un riesgo mucho menor de enfermarse gravemente por el coronavirus que los adultos, el riesgo existe. Un pequeño número de niños murió y otros necesitaron cuidados intensivos porque sufrieron insuficiencia respiratoria o un síndrome inflamatorio que causó problemas cardíacos o circulatorios.

La mayor preocupación con la reapertura de las escuelas es la posibilidad de que los niños se infecten, muchos sin síntomas, y luego transmitan el virus a otros, incluidos los miembros de la familia, sus maestros y otros empleados de la escuela. La mayoría de la evidencia hasta la fecha sugiere que, incluso si los niños menores de 12 años están infectados en las mismas tasas que los adultos que los rodean, es menos probable que lo propaguen. La Academia Estadounidense de Pediatría ha citado algunos de estos datos para recomendar que las escuelas vuelvan a abrir con las debidas precauciones de seguridad.

Pero la mayor parte de la evidencia se recopiló en países que ya estaban confinados o que habían comenzado a implementar otras medidas preventivas. Y pocos países han examinado sistemáticamente a los niños para detectar el virus o los anticuerpos que indicarían si habían estado expuestos al virus.

Los especialistas en enfermedades infecciosas han modelado desde febrero el impacto de las escuelas en la propagación comunitaria.

Soledad Lupian, a la izquierda, y Edwin Gituma, estudiantes de enfermería, mostraron a los alumnos de primer grado de la escuela Ethel Phillips en Sacramento cómo lavarse las manos para reducir la propagación del coronavirus en marzo, antes del cierre de las escuelas.
Soledad Lupian, a la izquierda, y Edwin Gituma, estudiantes de enfermería, mostraron a los alumnos de primer grado de la escuela Ethel Phillips en Sacramento cómo lavarse las manos para reducir la propagación del coronavirus en marzo, antes del cierre de las escuelas.Credit…Max Whittaker para The New York Times

En marzo, la mayoría de los expertos en modelos acordaron que cerrar las escuelas retrasaría la progresión de las infecciones. Pero medidas más amplias, como el distanciamiento social, demostraron tener un efecto de contención mucho mayor, lo que eclipsó los resultados del cierre de escuelas, según análisis recientes.

El riesgo de reapertura “dependerá de qué tan bien las escuelas contengan la transmisión, con cubrebocas, por ejemplo, o al limitar el aforo”, dijo Lauren Ancel Meyers, profesora de biología y estadística en la Universidad de Texas, en Austin, quien ha estado asesorando a la ciudad y los distritos escolares. “La tasa de transmisión comunitaria en agosto también será un factor”.

En Austin, Texas, por ejemplo, que al igual que las ciudades de Florida y Arizona ha visto una aceleración reciente en nuevos casos, la tasa de infección estimada a principios de julio era de aproximadamente siete por cada 1000 residentes. Eso significa que una escuela con 500 estudiantes tendría unos cuatro con coronavirus. “La escuela podría contenerlos, dependiendo de las medidas que tome”, dijo Meyers.

De lo contrario, las escuelas podrían ayudar a incubar brotes, dado que son instalaciones cerradas donde es probable que los estudiantes, especialmente los más jóvenes, tengan grandes dificultades para el distanciamiento social, por no hablar del uso de cubrebocas. Incluso si resulta que los niños no transmiten el virus de manera eficiente, todo lo que se necesitaría es uno o dos para sembrar nuevas cadenas.

Hasta ahora, los países que reabrieron las escuelas después de reducir los niveles de infección —e imponer requisitos como distanciamiento físico y limitar el tamaño de los grupos— no han visto un aumento en los casos de coronavirus.

Noruega y Dinamarca son buenos ejemplos. Ambos países abrieron sus escuelas en abril, aproximadamente un mes después de cerrar, pero inicialmente solo para los niños más pequeños, y dejaron cerradas las escuelas secundarias hasta más tarde. Fortalecieron los procedimientos de desinfección y establecieron clases de tamaño reducido, grupos pequeños de niños en el recreo y mayor espacio entre los escritorios. Ninguno de esos países ha visto un aumento significativo en los casos.

Todavía no se han realizado estudios científicos rigurosos sobre el potencial de propagación de las escuelas, pero un puñado de informes de casos, la mayoría de ellos aún sin revisión por pares, refuerzan la idea de que un alto riesgo no es inevitable.

Los estudiantes de una escuela primaria en Bangkok regresaron el 1 de julio, un comienzo retrasado de su año académico.
Los estudiantes de una escuela primaria en Bangkok regresaron el 1 de julio, un comienzo retrasado de su año académico.Credit…Adam Dean para The New York Times

Un estudio en Irlanda ofrece una instantánea del panorama con seis personas infectadas (dos estudiantes de secundaria, un estudiante de primaria y tres adultos) que acudieron un tiempo a las escuelas antes de su cierre en marzo. Los investigadores analizaron a 1155 contactos de esos seis pacientes para ver si alguno confirmaba una infección por coronavirus. Los contactos incluyeron a quienes habían participado en actividades escolares que podrían ser un terreno fértil para la transmisión, como lecciones de música con instrumentos de viento de madera, ensayos del coro y deportes. Ninguno de los estudiantes parecía haber infectado a otras personas, informaron los autores, y agregaron que la única transmisión documentada del virus fue a dos adultos que no pertenecían a la escuela y estaban en contacto con uno de los adultos infectados.

Fecha de publicaciónjulio 27, 2020

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