Antes del inicio de la pandemia del COVID-19, una de cada tres mujeres en todo el mundo había sufrido violencia intrafamiliar (IPV), según una investigación de la Facultad de Medicina de Harvard. Pero los confinamientos y las órdenes de permanencia en el hogar relacionados con la pandemia han provocado un fuerte aumento de los casos. En Francia, las denuncias por violencia doméstica aumentaron más de un 30%. En América Latina, las denuncias de violencia intrafamiliar contra las mujeres aumentaron bruscamente; en Colombia, la violencia contra las mujeres de entre 29 y 59 años se disparó un 94% entre marzo y mayo de 2020, según The Washington Post.
Sin embargo, no todos los países están registrando aumentos de casos. En Estados Unidos, las tasas en algunas regiones se redujeron en más del 50%, según The New England Journal of Medicine. Pero los defensores advierten que estas cifras pueden ser engañosas, ya que las víctimas atrapadas en casa con sus agresores pueden ser incapaces de denunciar los incidentes o de obtener ayuda.
Además, los típicos observadores de abusos -como los profesores, los compañeros de trabajo, los médicos y los amigos- han tenido puntos de contacto limitados con las víctimas potenciales desde el comienzo de la pandemia.