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El BeiDou es el nombre del GPS chino, en su tercera versión que comenzó su desarrollo y despliegue en el año 2015. Un sistema que, sin duda, tendrá un impacto económico y militar muy importante cuando a finales de este año tenga una cobertura global y sea la alternativa al Sistema de Posicionamiento Global (GPS) de los EE. UU., al Glonas ruso o al sistema europeo Galileo, ganando a todos ellos en precisión, que según se dice, será milimétrica.
Durante la Tercera Crisis del Estrecho de Taiwán, en 1996, China disparó tres misiles como señal de advertencia contra los movimientos de Taiwán por la independencia y por el reconocimiento internacional de un estado soberano. El primer misil cayó a unos 18,5 kilómetros de la base militar de Keelung y fue un lanzamiento de advertencia. Los otros dos misiles se perdieron sin dejar ni rastro. China, que en aquel momento dependía de la señal GPS para el seguimiento
de sus misiles, afirmó que los Estados Unidos habían cortado la señal GPS en el Pacífico. Un coronel del Ejército Popular de Liberación recordaba ese incidente y según él fue una
humillación inolvidable de tal forma que fue así cómo decidieron desarrollar su propio sistema
global de navegación y posicionamiento satelital sin importar el enorme coste que ello supondría.
Ha sido recientemente, el 23 de junio, cuando China completó la construcción de su sistema
BeiDou (BDS) al lanzar el satélite número 55, el último ya para formar su constelación de satélites de navegación. Con este lanzamiento, China disfruta ahora de un sistema
totalmente independiente y autónomo ofreciendo una navegación y una sincronización precisa para sus fuerzas militares.
BeiDou permite a China extender su influencia en un entorno de multidominio (tierra, mar y espacio), proporcionando navegación a aviones, submarinos, misiles y servicios comerciales que dependen de dicha navegación. Si a esto se añade la red 5G, resulta que China contará con
una infraestructura tecnológica completamente autosuficiente. Al ser el BDS «100 veces más preciso» como sistema de navegación, proporciona a quien se una a él una ventaja competitiva en sus ganancias y su objetivo (el del BDS) es proporcionar una mejor experiencia en Internet y tecnología a países de Asia, África y América Latina. La dependencia económica, basada en la información que proporcione China, hará que los países usuarios sean comedidos a la hora
de enojar al Partido Comunista Chino por cuestiones políticas tales como el Tíbet, Taiwán, o el Mar del Sur de China. Cualquier posicionamiento en contra de los intereses chinos podría
provocar el corte del canal de información suministrado por China.
Desde el punto de vista militar y de seguridad China puede ahora guiar misiles y cohetes hacia sus objetivos sin el temor a que EE. UU. desconecte los servicios de navegación. Este escenario
podría aplicarse a los misiles balísticos DF-21D que pueden apuntar a los portaaviones estadounidenses en el Pacífico. También limita las opciones de «contra intervención» de los
EE.UU. y aumenta la credibilidad de la capacidad de China. Además, significa mando y control militar en tiempo real y sistemas de armas automatizados con devastadora precisión.
El gigante asiático no deja de crecer y de aumentar su influencia global.
«The Economic and Military Impact of China’s BeiDou Navigation
System» por Namrata Goswami
en www.thediplomat.com