Todos los que viajamos a través de la variopinta geografía española, vemos figuras reiterativas, familiares y comunes que nos hacen asociar el paisaje a nuestro país.
Entre estos símbolos que hacen sentirnos como en casa se encuentran el toro de Osborne, los grandes páramos y los vertederos.
¿Quién no se ha fijado alguna vez en esas montañas de basura, humeantes y situadas en las cuestas de nuestros maltrechos cauces de agua? Ésas que nos hacen cerrar las ventanillas del coche para no ir oliendo a plástico churruscado el resto del viaje y a las que no damos importancia por que forman parte de nuestro paisaje.
Bueno, pues se ha terminado el problema. Todas estas montañas de basuras han sido rodeadas por una endeble valla de alambre y se les ha instalado un flamante letrero, en el que se puede leer: VERTEDERO CONTROLADO.
Pero bueno; ¿Quién controla esos vertidos?, la CIA vía satélite, los paisanos del pueblo más cercano, los que han puesto el letrero, etc.
La respuesta correcta, como ya habrán adivinado todos los lectores, es que no los controla nadie, siguen causando el mismo daño al medio natural que sin valla de circunvalación y sin letrero.
Algunos se preguntarán que daños son esos y por ese motivo los más graves se describen a continuación, comparando entre como deberían ser las cosas y como sucede en la realidad:
· En los vertederos controlados se separan los residuos para su reciclaje, por lo que se aprovechan los plásticos, metales, vidrio, etc.; por el contrario en los vertederos descontrolados, aunque tengan un letrero, se amontonan todo tipo de residuos.
· En los vertederos controlados, los residuos se incineran en hornos especiales, a una temperatura y retención determinada para evitar la formación de dioxinas, pero en los vertederos descontrolados la basura arde espontáneamente, contaminando los terrenos adyacentes.
· En los vertederos controlados la basura se apisona para que gane en densidad y estabilidad, evitando peligrosos derrumbamientos, cosa que no sucede en los vertederos descontrolados.
· En un vertedero controlado se seleccionan terrenos muy poco permeables para evitar la contaminación del suelo y de las aguas continentales, se impermeabiliza el terreno con materiales de última generación y se recogen los lixiviados (aguas de lluvia que han pasado a través de los residuos y por lo tanto se encuentran contaminadas) para su posterior depuración. Mientras que en los vertederos descontrolados, tengan valla o no, la basura se amontona directamente sobre el terreno, muy poroso y permeable y cerca de los cauces de agua, lo que agrava la contaminación.
· En los vertederos controlados se construye un sistema encargado de recoger el metano (gas explosivo en ciertas concentraciones con el oxígeno del aire) creado en la fermentación anaerobia de los restos orgánicos y aprovecharlo para la generación de energía eléctrica, en los vertederos descontrolados, a pesar de la valla y el letrero, se producen esos gases sin ningún control.