«… mi deseo e ilusión es que esta colección sea
el embrión de un museo que refleje la Historia Militar
y sirva a todos los ciudadanos, y sobre
todo a la juventud, para conocer su propia realidad»
Tan esperanzadora reflexión fue escrita en 1985 por el entonces alcalde de La Coruña Francisco Vázquez, en el Libro de Honor del Parque de Artillería de la ciudad herculina, heredero de la Real Maestranza artillera. Unas ilusiones que serían proféticas en 1992 cuando la conversión de dicho Parque en jardines públicos, la disponibilidad del noble edificio de la disuelta Jefatura de Artillería, la iniciativa de un oficial de artillería, historiador, D. Leoncio Verdera Franco y el mecenazgo del Mando Regional convirtieron aquel sueño del regidor municipal en la realidad actual de un hermoso Museo Militar ubicado en un recoleto rincón de la Ciudad Vieja coruñesa.
El sello definitivo de aquel compromiso fue el Convenio de Cooperación entre el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento coruñés por el que éste asumió la mayoría de los gastos originados en una ampliación que duplicó su capacidad y lo convirtió en un moderno centro de titularidad estatal. Por eso la placa inaugural descubierta el 27 de marzo de 2009 sentenciaba, «Populus cruniensis fecit», significando que el Museo Histórico Militar surgió del cariño del pueblo coruñés.
Al excavar el sótano de aquellas obras de ampliación aparecieron las ruinas del patio del Convento de San Francisco, que enriquecieron la museografía como testigo privilegiado del paso de reyes y soldados durante más de seis siglos de la vida local. Aquí se escribieron páginas memorables de nuestra historia, como aquellas Cortes de principios del siglo XVI, que consiguieron los fondos para que el Rey Carlos I pudiese viajar hasta Alemania para ser coronado Emperador.
Visita
Se accede por la fachada de la plaza de Carlos I, que forma conjunto arquitectónico con la Iglesia de la Orden Tercera y su torre del siglo XIV. En el zaguán nos reciben los viejos cañones que, desde el siglo XVI, defendieron la ría de La Coruña y testimonios de otras piezas de costa que durante el siglo XX constituyeron un despliegue defensivo, modélico a nivel mundial, de las Rías Altas, reflejo vivo de que la constante vigilancia de nuestras costas fue el precio de la libertad. Junto a ellos, cañones de campaña de finales del XIX y la maquinaria del reloj de Capitanía que marcó el pulso de la ciudad vieja coruñesa durante doscientos años.
Imagen de Santa Bárbara del siglo XVI
Máquina alemana de escribir
Destaca la estatua de Diego del Barco, brigadier coruñés que, durante la Guerra de la Independencia y, tras participar en 22 batallas desde Medina de Rioseco al Bidasoa, murió en la reconquista de Santo-ña y Laredo cuando la guerra terminaba.
Accediendo a la que fuera Jefatura de Artillería de Galicia nos reciben juguetes y maquetas junto a un guión de la Agrupación Táctica Galicia en Bosnia.
La escalera principal nos lleva a la primera planta donde lucen, junto a panoplias con armas de chispa y unas tallas de madera con la historia del Escudo Nacional, una colección de bustos de reyes y militares entre los que destaca el de Francisco de Asís de Borbón, rey consorte de Isabel II, del escultor Francisco Pérez del Valle, y que fue premiado en la Exposición Universal de Londres de 18 51 por su perfección estética.
Sala de Armas presidida por Santa Bárbara y con la batería Solfa
La Sala de Armas muestra colecciones de armas blancas y de fuego con un recorrido desde la mecha a la el el pistón, con especial interés er glos XVIII, XIX y XX. En lugar d do, junto a la imagen de Santa I destacan las banderas de la Guer Independencia pertenecientes a gimiento de Artillería y a los Bal de Milicias Provinciales de Santi; Coruña.
También se muestra la originaria de seis cañones llamada Solfa o Musical, que debe su nombre a la denominación de las piezas con las notas del pentagrama. Estas piezas, tras su bautismo de fuego en la guerra de África de 1859/60, fueron a Cuba desde donde vinieron al Parque y Maestranza de La Coruña en la repatriación de 1898.
Patio de entrada al Museo. 2 Escalera Principal
La Sala María Pita, además del retrato de la heroína del asedio del corsario inglés Drake en tiempos de Felipe II, recoge una variada colección de uniformes, maquetas, condecoraciones, utensilios y material de transmisiones, y otros muchos recuerdos del Ejército, en especial de las fuerzas expedicionarias en las Campañas de África. La sala, presidida por una imagen de la Inmaculada, también pertenecientes a Unidades disueltas.
Sala María Pita, presidida por la imagen de la Inmaculada, con recuerdos de Infantería y Caballería
La Sala de Uniformes reúne una variada colección de prendas de diferentes épocas, cubrecabezas y condecoraciones.
La Sala Laboratorio muestra el material del laboratorio de pólvoras del Parque y Maestranza de Artillería coruñés, así como una completa colección de granadas y proyectiles.
La Sala de Maquetas está presidida por una gran representación de la batalla de La Coruña, también llamada de Elviña, que su¬pone un enorme atractivo para los visitantes británicos -por su importante participación y la muerte de su general, Moore- y que permite un análisis de la uniformología, las tácticas de la época y el ambiente en que se desarrolló. La sala muestra una colección de reproducciones de la Torre de Hércules en sus diferentes épocas, así como las maquetas de todos los castillos que defendieron la ría de La Coruña desde el siglo XVI. Tal vez la maqueta más emotiva, junto a su bandera rota, sea la del barco Castillo de Olite hundido con 1200 gallegos en las proximidades de Cartagena durante la última Guerra Civil.
Banderas de la Guerra de la Indepedencia: la batallona del 4º Regimiento de Artillería entre las de Milicias de Santiago y La Coruña
Completan esta sala la maquinaria del reloj y las campanas que pertenecieron al Castillo de La Palma, situado a la entrada de la ría del Ferrol, así como bargueños, arcones y sillones decimonónicos, junto a maquetas de aviones. También se puede admirar una curios máquina denominada ‘Caballero d’Arcy’ que servía para medir y probar los retrocesos producidos por los diferentes tipos de pólvoras.
La probeta Caballero d’Arcy era una máquina que en siglos pasados se utilizaba para probar la calidad de la pólvora para cañones
La Sala Maestranza, fruto de la reciente ampliación, presenta un recorrido por la Historia de España a través de testimonios de sus soldados. Empieza con unas maquetas primitivas de la Torre de Hércules, una armadura de soldado romano y un ánfora, en recuerdo de que hasta aquí llegó Roma.
Luego, a bordo de carabelas, galeones, corbetas y navíos surcaremos la historia desde la proyección americana hasta trafalgar, pasando por la época de los Austrias y la famosa expedición de Balmis y Salvary, dos médicos militares que llevaron a América y a Asia la vacuna de la viruela en una corbeta llamada María Pita. Esta expedición partió de esta ciudad y estaba capitaneada por Pedro del Barco, padre del héroe Diego del Barco. La maqueta de un galeón seccionado permite conocer la vida a bordo.
Tras unos expositores con testimonios de la Guerra de la Independencia y un diorama de las Guerras Carlistas, una maqueta de la Iglesia de Baler y unos uniformes de ‘rayadillo’, nos trasladamos a la guerra de Cuba y Filipinas, de la mano de José Martínez Souto, héroe autóctono de los «Últimos de Filipinas».
Siguen testimonios de las Guerras de África, para terminar con algunos fondos de los dos bandos de la Guerra Civil, entre los que destaca el mosquetón del maquis Foucella. Una máquina alemana de cifra Enigma y algunas armas y banderines nos recuerdan la Segunda Guerra Mundial.
Un ejemplo de las colaboraciones desinteresadas que recibe el museo
Para concluir el recorrido histórico, un recuerdo a las actuales Misiones en el exterior, con un sencillo homenaje a los muertos en estas misiones.
Como complemento a la exposición permanente, el museo cuenta con instalaciones de conservación, restauración, almacenaje y administración, así como con una sala independiente para exposiciones temporales con acceso directo a la plaza de Carlos I.