Las grandes eléctricas avisan a Sánchez del riesgo de un gran apagón a finales de enero.
El mayor hospital militar de España alquila de urgencia 4 generadores por si hay «fallos en el suministro».
¿Cómo reaccionarían las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ante un gran apagón que deje sin suministro eléctrico a toda España? El Ministerio del Interior tiene protocolos de actuación ante esa posibilidad, pero desde que Pedro Sánchez es presidente nunca se han puesto a prueba. El último gran simulacro se realizó hace justo cinco años, en noviembre de 2016, con Mariano Rajoy en la Moncloa. Se hizo de forma conjunta con Francia y Portugal y se desplegaron agentes para custodiar centrales nucleares.
El escenario se denomina técnicamente un «cero de tensión». Una caída de las estaciones eléctricas que deja sin suministro a las líneas de alta, media y baja tensión que aportan luz a viviendas e industrias. Es decir, un gran apagón en toda la península.
Esa fue la premisa con la que centenares de funcionarios de Policía, Guardia Civil, Mossos d’Esquadra, Ertzaintza y Protección Civil, conjuntamente con los operadores eléctricos y Red Eléctrica de España, ejecutaron un simulacro a gran escala de fallo del sistema. Tuvo lugar el 15 de noviembre de 2016, hace ahora justo cinco años, y fue el último que se hizo. Desde entonces no se ha vuelto a poner a prueba la capacidad de reacción del Ministerio del Interior y del Estado para afrontar una situación de estas características.
El apagón generalizado en ese simulacro afectó, además, a Francia y Portugal. Los dos países con los que España mantiene interconexiones de red eléctrica. La caída del sistema se produjo en todo el territorio nacional, dejando incluso sin respaldo de seguridad a las centrales nucleares. Este es el punto que más preocupa a los expertos, ya que esas centrales necesitan mantener un suministro de energía externo constante para poder operar de forma segura.
Por ello, y partiendo de la base -hipotética- de que el «incidente grave» pudiera ser provocado, Interior dio orden a través del Centro Nacional para la Protección de las Infraestructuras Críticas (CNPIC) de desplegar fuerzas policiales en las centrales nucleares y en otras instalaciones claves de suministro con el objetivo de protegerlas. Este proceder está previsto en una instrucción firmada en 2009 por el entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Según contempla esta orden, un incidente de alta gravedad como el apagón descrito supone la activación inmediata del Centro Permanente de Información y Coordinación de la Secretaría de Estado de Seguridad (CEPIC). El organismo de Interior que coordina la comunicación a todas las fuerzas policiales en caso de emergencia, y también recibe información al instante de las Centrales Receptoras de Alarmas de los operadores eléctricos.
Reiniciando el sistema
Al margen del despliegue policial, otro de los frentes en los que se enfoca ese protocolo de actuación simulado en 2016 es la recuperación del sistema. Algo que, dependiendo de las causas y la gravedad de estas, puede ser cuestión de horas como mínimo.
En esa «reposición del servicio del sistema eléctrico peninsular», como denomina el protocolo a ese reinicio de la red, la parte más compleja de un apagón. En esa fase entran en juego los especialistas de Red Eléctrica de España y de sus equivalentes portugués y francés.
El sistema funciona en base a «islas eléctricas»: zonas geográficas con la infraestructura suficiente como para arrancar de forma automática las centrales de generación de electricidad.
Esas «islas» son Aragón-Cataluña, Galicia-León, Asturias-Cantabria, Duero-Sur de Francia. Con la electricidad que generan esas zonas autónomas, en el simulacro se aseguró el suministro a las centrales nucleares, la pieza más preocupante y delicada del engranaje, y a algunas de las instalaciones de ciclo combinado.
Según las conclusiones de aquel simulacro, «la robustez y fiabilidad del sistema eléctrico español, en el que se producen escasos incidentes limita la posibilidad de ocurrencia de este tipo de situaciones. No obstante, es preciso que los operadores adquieran experiencia en la gestión de situaciones especialmente complicadas».