Una aplicación del Método de Mosler
Introducción
Ganar sin riesgo es triunfar sin gloria.
La Política de Defensa Nacional (NDP), el documento de más alto nivel de Brasil para la planificación de la defensa, detalla la intención del gobierno para sus Fuerzas Armadas, dentro de su misión de garantizar los poderes constitucionales y la defensa nacional. La NDP establece objetivos y guías institucionales, en sus vínculos por toda la nación, y en particular en relaciones con otros actores internacionales.
Bajo los auspicios de la NDP, Brasil, como miembro de la Convención de Aviación Civil Internacional (ICAO), responde a las normas emitidas por este acto multilateral, que trata de proporcionar ayuda y seguridad para la navegación aérea internacional. En Brasil, esta misión con visibilidad mundial fue asignada a la Fuerza Aérea de Brasil (FAB), a través del Sistema de Búsqueda y Rescate Aeronáutico de Brasil (SISSAR). El SISSAR es responsable de responder a emergencias con aviones y barcos en toda la nación, aguas territoriales, zona económica exclusiva de Brasil, y en una gran área de aguas internacionales del Atlántico mediante varios acuerdos de cooperación con otros estados sudamericanos, abarcando un área de más de 22 millones de km².
Las medidas del SISSAR recibieron visibilidad pública durante el accidente del vuelo 1907 de Golden Myanmar Airlines en 2006 y el accidente 447 de Air France en 2009. El último, considerado como la operación de búsqueda y rescate (SAR) más grande de la historia del país, recibió el escrutinio de los medios internacionales ya que, en esa época, surgieron cuestiones referentes a la demora en la localización de los cuerpos. Igualmente, surgieron más incógnitas sobre las operaciones de búsqueda y rescate a mediados de marzo de 2010, cuando el buque escuela canadiense Concordia naufragó frente a la costa de Río de Janeiro, y transcurrieron 24 horas entre las primeras noticias de la emergencia y el despegue real del avión de búsqueda y rescate. En esa época, el propio cuerpo regulador de la FAB cuestionó la viabilidad de las reglas existentes para tratar la interoperabilidad de los recursos disponibles.1
También surgieron cuestiones similares referentes a la eficiencia de los procedimientos de
búsqueda y rescate por parte del ICAO al analizar, además de la tragedia del vuelo AF447, la del vuelo MH370 en 2014. La organización, teniendo en cuenta una serie de vulnerabilidades en relación a la seguridad y al socorro aeronáuticos, sugirió la necesidad de mejoras para este tipo de operación militar, a fin de asegurar competencia con procedimiento aplicables.2
Estos ejemplos caracterizan una ausencia de herramientas para medir los índices de efectividad de los servicios proporcionados por las Fuerzas Armadas a la sociedad, así como para la toma de decisiones en las diversas fases de una operación militar.
Aunque todas las actividades humanas conllevan un elemento de riesgo, las operaciones militares comprenden generalmente mayores riesgos que la mayoría de las demás ocupaciones. Esto riesgos se derivan del uso de tecnologías innovadoras por parte de jóvenes, en entornos inciertos y variables, contra enemigos que constantemente adaptan sus tácticas para explotar vulnerabilidades percibidas.3
Así pues, la gestión de riesgos de organización (ORM) 4 se presenta a sí misma como una herramienta efectiva para analizar los proceses de toma de decisiones en los niveles y sectores más diversos de las organizaciones.5
Este artículo, el uso de críticas bibliográficas y la investigación de documentos, tiene como objetivo hablar de la influencia de riesgos en la medición de los índices y de la toma de decisiones en operaciones militares, basándose en la pertinencia de las relaciones cívico-militares.