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Ha llegado la hora de proteger España

España abandonó el 1993 la aplicación de la Ley de Dotaciones para las Fuerzas Armadas que garantizaban un incremento de las inversiones militares así como el mantenimiento de un objetivo de gasto del 2% del PIB, veinte años después de su aprobación.

Lamentablemente la crisis se llevó por delante este magnífico marco plurianual sin que en los treinta años posteriores hayamos encontrado una fórmula para disponer de los recursos suficientes y de una adecuada planeación a largo plazo. La prueba más evidente de la debilidad de nuestro sistema de financiación de la Defensa es que de los 30 billones invertidos en estos treinta años, veinte billones están pendiente de devolverse al ministerio de industria que los pre-financió. Es decir, que si bien se han realizado importantes logros en materia de modernización, ha sido a costa de más endeudamiento, sacrificando además las dotaciones para personal, su entrenamiento y formación y para el mantenimiento de los equipos. Si somos el país de la OTAN que menos gasta en su defensa, somos el menos solidario y el más vulnerable, por más declaraciones ampulosas que escuchemos.

Como he afirmado estos días en numerosas tertulias, Ucrania podría tener el mejor sistema sanitario, educativo, de protección social y de pensiones del mundo; hoy, ya no lo tendría, porque no invirtió en su seguridad. Es el gasto en defensa el que previene a nuestros potenciales enemigos de atacar nuestros intereses. Reconozco que muchos piensan que no tenemos enemigos; ningún país carece de ellos, y un miembro de la OTAN a cincuenta kilómetros de África tiene muchos más, así que debemos preocuparnos, más si cabe si vemos lo que están invirtiendo nuestros vecinos del sur que acabarán un día enfrascados en una guerra de la que no somos invulnerables.

Debemos proteger a nuestra nación y debemos hacerlo ya. No nos van a proteger de Rusia, China o de cualquier otro país, los programas que culminarán a finales de la década. Para entonces, el Paseo de la castellana ya podría llamarse paseo Josef Stalin y la Diagonal avenida de Mao Zedong. Como han hecho otros países, y especialmente llamativo es el caso de Dinamarca, el incremento del gasto en defensa debe ser inmediato, no podemos esperar a coyunturas favorables ni a ver qué pasa en Ucrania.

Existen tres líneas de acción, que a mi juicio, debería plantearse el gobierno.

El número de efectivos, los 120.000 actuales parecen insuficientes para proteger un país de 500.000 kilómetros cuadrados. Debemos incrementar este número hasta los 150.000 efectivos regulares, necesitamos mayor disponibilidad y rotación, especialmente en la Armada y en las unidades de mayor criticidad que deben estar al cien por cien de su capacidad.

En segundo lugar, los créditos de mantenimiento y operaciones deben incrementarse. Debemos elevar el número de horas de vuelo y de días en la mar, realizar más maniobras y mejorar las cifras de disponibilidad de los equipos, estamos muy lejos de los ratios de la OTAN y no nos podemos permitir estas extravagancias. No voy a darles cifras, pero equiparar nuestros gastos de sostenimiento a nuestros equipos e inversiones exige multiplicarlos por cinco.

Finalmente debemos cubrir con la mayor rapidez posible algunas carencias importantes, y también debemos incrementar algunas capacidades. Muchas de ellas no estarán disponibles en años, pero si mañana comenzamos los procesos de adquisiciones y de construcción, ya estaremos enviando un mensaje de fortaleza a nuestros aliados y también a nuestros enemigos.

Máximas prioridades son mejorar nuestros sistemas de mando y control, incorporar equipos de guerra electrónica y de vigilancia del espacio aéreo quizás con los C-295 AEW ,y sobre todo es urgente reemplazar los P-3 Orión de Patrulla marítima para el cual existe un proyecto europeo como es el A-320 MPA. También debemos proceder a una mejora sustancial de nuestros sistemas de defensa antiaérea y antimisil de media y alta cota. Existen soluciones europeas y norteamericanas que nos podían permitir mejorar la defensa contra el espacio aéreo. En Ucrania estanos viendo lo esencial que es controlar el aire evitando que los enemigos puedan bombardearnos a distancia a su antojo.

Tierra

A partir de ahí, y ciñéndome al campo de las plataformas, el Ejército de Tierra necesitaría abordar una tercera fase de vehículos Pizarro y la adquisición del reemplazo del Lanzacohetes Múltiple Teruel para el que el HIMARS es una excelente opción; debemos también reemplazar los viejos M-109 ATP de 155mm para lo que existe una interesante versión sobre el chasis del Pizarro que es el DONAR, reduciendo costes logísticos. Habría que incrementar la flota de helicópteros de ataque y modernizar los Leopardo. Quizás sería el momento de recuperar el proyecto Mallorca para dotar a nuestra defensa de costa con misiles antibuque sobre baterías móviles, lo que nos permitiría un gran control del Estrecho y sus aguas adyacentes. Por último es importante acelerar la incorporación de los Dragones 8×8 .

Armada

La Armada tampoco puede quedarse atrás. Necesita urgentemente volver a disponer de capacidad aérea con nuevos helicópteros SF-60F y con los F-35, y para ello deberíamos abordar la construcción de un nuevo Portahelicópteros multifuncional. La instalación de misiles de ataque a tierra tipo Tomahawk en submarinos y fragatas también sería una opción recomendable por su capacidad de fuego a distancia unida a su precisión. Deberíamos también incrementar el número de S-80 a seis; las cuatro proyectadas, nos darán un total de tres unidades disponibles, claramente insuficientes. No sería despreciable tampoco incrementar el número de Buques de Acción Marítima que tan bien resultado están dando como tres nuevas fragatas F-110 para disponer de al menos 12 fragatas de la clase F-100, cuando demos de baja las Santa María.

Aire

Finalmente, el Ejército del Aire necesita un reemplazo rápido para el F-18 y lo lógico sería adquirir más Tifón, quizás 48 unidades lo que nos permitiría tener una flota cercana a los 120 unidades; si añadimos el reemplazo de los C-101 con un entrenador avanzado que pudiera servir también de apoyo a operaciones en Tierra, como el T-50 coreano o el AMX italiano, completaríamos un nivel de capacidades aceptable para nuestras necesidades y amenazas.

No se pueden dejar de lado las necesidades en logística, armamento ligero y personal, equipos de comunicaciones, visión nocturna etc., una gran panoplia de necesidades, que también deberían incorporarse a este programa de urgencia que permitiría cubrir todos nuestros déficits y mejorar las capacidades actuales. También debemos adquirir más sistemas aéreo no tripulados, que se van visto muy eficientes en Ucrania y garantizar un stock de todas las familias de misiles.

Ya hemos visto que la guerra no es algo superado en la historia y que cualquier país puede verse un día, como hoy vemos Ucrania a apenas cinco horas de avión de Madrid embarcado en un conflicto terrible. Si queremos ser libres y prósperos es la hora de invertir en nuestra seguridad.

Ni que decir tiene que todo este programa, con una cuidada política industrial, especialmente ahora que el gobierno quiere tener un papel más relevante en la industria de defensa, sería en estos momentos de depresión económica un factor de crecimiento tecnológico, industrial y económico enorme, generando empleo y un gran potencial a futuro.

Fecha de publicaciónmarzo 14, 2022

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