Para algunos, Isabel de Trastámara es el tótem absoluto de las virtudes patrias; para otros, una mera usurpadora que se sentó en un trono que no le pertenecía. Santa para unos; fanática para la gran mayoría. Hay quien la califica, para bien o para mal, de artífice de la «castellanización» de España, pero también de marioneta en manos de su esposo Fernando de Aragón. Pese a ser la introductora de los saberes renacentistas en la península, su mentalidad permanecía prisionera del oscurantismo medieval. Algo de verdad hay en ello puesto que Isabel vivió a caballo entre la Edad Media y la Edad Moderna; dejó paso al humanismo y los descubrimientos transoceánicos ensancharon los límites del mundo conocido.
Lo cierto es que la reina Católica es un personaje absolutamente poliédrico. Autoritaria y firme en sus convicciones, fue madre afectuosa y tierna; abierta a la incipiente cultura renacentista, su extremada religiosidad rozaba el fanatismo hasta el punto de bendecir la creación del Santo Oficio o de perseguir sin tregua a judíos y musulmanes. Fue una esposa amante que conoció como su hija Juana, el tormento de los celos, pero que no dudó a la hora de reservarse el gobierno del reino que le era propio.
Isabel de Castilla
María Pilar Queralt del Hierro. Publicado: año 2012. Editorial: Edaf. Páginas:288. Precio: 17,06 €
Fuentemundohistoria.org
Fecha de publicaciónagosto 13, 2020
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