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Resumen:
Con un magnífico uso de los medios de comunicación, el aparato propagandístico del Dáesh1 capturó la imaginación de miles de musulmanes que se desplazaron a Siria e Irak para combatir. «Dáesh transforma el terrorismo en un producto de comunicación popular comprensible, seductor e imitable, un símbolo cultural poderoso capaz de canalizar la frustración, el odio y el vacío de miles de jóvenes en todo el mundo»2.
Sin embargo, gran parte de los desplazados experimentaron desilusión con la realidad del califato. Una vida marcada por la brutalidad extrema, las torturas y las decapitaciones, hipocresía, corrupción, comercio de esclavos, decisiones que causaron muertes innecesarias. Todo ello contrario a la sharía3 , lo que provocó la deserción de muchos, cuyas manifestaciones representan una valiosa herramienta como contranarrativa.
Palabras clave:
Narrativa, contranarrativa, califato, ley islámica, Corán, Dáesh.
Introducción
La propaganda del Dáesh se basa en seis narrativas principales4: brutalidad, clemencia, victimismo, guerra, pertenencia y utopía. Se dirige a diferentes audiencias en cada campaña: oponentes activos, público internacional, miembros activos, posibles reclutas, divulgadores, proselitistas y reclutadores. Si bien la brutalidad es la más destacada en Occidente, la oferta de utopía es la más importante para Dáesh por ser la más atractiva para potenciales nuevos reclutas.
Al canalizar múltiples narrativas, desde lo teológico a lo político, Dáesh proyecta su mensaje mediante un conjunto más amplio que puede atraer a buscadores de ideología, así como a quienes rechazan el statu quo global. En este contexto, «las redes sociales han surgido como “la mezquita radical” de esta década»5. Sin embargo, la propaganda por sí sola no actúa como agente de radicalización o reclutamiento, sino que facilita y cataliza el proceso.
La supervivencia del espíritu del Dáesh, una vez sea totalmente vencido, se garantiza gracias a su narrativa, e incentivará ataques terroristas. Por ello, es importante desmontar y desmitificar el carácter islámico del califato y sus líderes. Ha de contrarrestarse la imagen idílica que su aparato propagandístico ofrece, la armonía y felicidad que transmiten sus vídeos, incluso con niños. Es lo contrario, caos, desolación y penalidades. Destaca la revista Dabiq6 que pretende persuadir, principalmente, a musulmanes occidentales de segunda o tercera generación.
Aportar una visión de la dureza, escasez, la crueldad que impera en el califato y, sobre todo, que no se vive de acuerdo con la sharía. Se aplica una visión tergiversada del Corán en la que predomina su aspecto punitivo. Por ello, aquellos musulmanes que han vivido en territorio del califato pueden desempeñar un papel crucial al emitir un mensaje que denuncie los numerosos incumplimientos religiosos islámicos del Dáesh.
El hecho de que sean musulmanes y testigos resulta trascendental para que otros no caigan en el engaño propiciado por el aparato propagandístico del terrorismo.
Contranarrativa política
Basada en el origen, composición y naturaleza del Dáesh Narrativa
Tiene una causa noble, una visión de una sociedad justa bajo un régimen islámico regido por la sharía para reemplazar regímenes «apóstatas», subordinados a Occidente. La restauración de la umma7 sustituirá a las afiliaciones de carácter nacional y el sistema de estados-nación.
Para erradicar esos regímenes no islámicos del mundo árabe y terminar con la influencia occidental, la yihad, librada por una heroica vanguardia de musulmanes.
Una yihad que legitima operaciones suicidas como tácticas de guerra asimétrica, sin distinción entre civiles y objetivos militares.
Contranarrativa
Los líderes del Dáesh no son heroicos y piadosos musulmanes8; encontramos exoficiales del ejército baazista que buscan recuperar poder y prestigio. La organización, más que herederos del profeta y los califas, es producto de la guerra de Irak. Su modelo de califato debe más al régimen baazista iraquí que al Estado medinense del profeta. Dáesh propone un Estado que reproduce la naturaleza de un régimen policial y represor.