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Resumen:
El presupuesto de Defensa de un país, dada su importancia, no debe quedar sometido al proceso de discusión política y ver mermados sus recursos en beneficio de otras partidas presupuestarias social y políticamente rentables. La operatividad y equipamiento de las fuerzas armadas debe quedar al margen de estas circunstancias por lo que se hace necesario articular instrumentos de autonomía financiera que posibiliten esa necesaria independencia de la partida presupuestaria de Defensa respecto de los Presupuestos Generales del Estado. La solución pasa por articular una ley orgánica de financiación de las fuerzas armadas que posibilite esa finalidad y establezca por ley un umbral mínimo de gasto del Producto Interior Bruto de un 2 %. Sin embargo, esta posibilidad dista de poder concretarse en un futuro.
Palabras clave:
Presupuesto, Defensa, financiación, autonomía, ley orgánica.
Introducción
La importancia del presupuesto de Defensa implica analizar su financiación desde la óptica del convencimiento en el mantenimiento pleno de las capacidades operativas de las Fuerzas Armadas (FAS). La discusión política presupuestaria no debería obtener rentabilidades políticas a través del recorte del gasto en Defensa en beneficio de otras partidas socialmente más sensibles. El mantenimiento de los compromisos internacionales asumidos, las capacidades de las FAS, la posición en el contexto mundial, las necesidades de defensa del territorio nacional y de los intereses nacionales1 pasa por establecer nuevas herramientas legales de financiación, que obvien el debate político demagógico y establezcan un sistema de financiación autónomo de la Defensa respecto de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). El recuerdo de la crisis económica de los años 2008 al 2014 ha agudizado los problemas presupuestarios, al verse afectados por el incremento exponencial de costes y la pérdida preferencial de posiciones frente a otras prioridades de gasto público, fruto de la variación de la percepción política y social sobre la utilidad del poder militar. Ello ha producido un retraso en el cumplimiento de algunos objetivos como la profesionalización del personal, los programas de cooperación industrial y la inversión. No cabe duda de que la estrechez presupuestaria en la asignación de recursos ha contribuido, contribuye y contribuirá de manera directa al mantenimiento de las capacidades que garantizan la disuasión, las capacidades defensivas y el papel de nuestras FAS en los compromisos internacionales asumidos por nuestro país. Es necesaria una planificación rigurosa que logre el objetivo de la eficiencia y la eficacia en el gasto, sin olvidar la existencia de una estrategia de comunicación social que explique convincentemente la naturaleza y composición del gasto militar, con el objetivo final de obtener unos presupuestos adecuados y sostenibles.