Según la información publicada por el periódico El Mundo, con fecha 28 de junio de 2014, el pasado 31 de mayo, se ha producido un incidente importante en una discoteca del Hipódromo de la Zarzuela de Madrid, con motivo de la celebración de una fiesta nocturna, en la que la principal atracción era la actuación del DJ holandés Bakermat.
El comentario de los dos periodistas que escriben la noticia, dice entre otras cosas que “Aquella noche, la capital pudo ser testigo de un nuevo Madrid-Arena, cuando cerca de 4.000 personas, se concentraron en el recinto para asistir a la actuación del mencionado DJ holandés”
Al parecer, y siempre según la aludida información de prensa, “tan solo la rápida intervención policial y la retirada de las vallas que controlaban el acceso, evitaron la tragedia, según varios testigos”
El problema surgió al parecer cuando los aledaños al Hipódromo, se convirtieron en un macrobotellón antes de la actuación de Bakermat.
Los miles de jóvenes que habían comprado su entrada, en vez de acceder al recinto al comienzo de la fiesta, a las 10 de la noche, esperaron fuera del mismo, bebiendo hasta las 2 de la madrugada, que era la ahora de la actuación de la atracción principal.
Al parecer los asistentes bebían en el exterior, para no pagar el precio de las copas en el interior, y luego entrar todos al mismo tiempo, unos minutos antes.
Por este motivo, cuando a las dos de la madrugada la mayoría de los jóvenes, trataron de acceder al mismo tiempo por las dos únicas puertas de acceso, se formaron colas monumentales.
Al ver que las colas no avanzaban, los jóvenes empezaron a impacientarse y a empujar, dando lugar a una avalancha de unas 400 personas.
Esto generó disturbios y peleas, que se prolongaron hasta las 4 de la madrugada, con gente caminando borracha por la autovía A-6, hasta que intervino la Policía Nacional y Municipal, que incluso tuvieron que cortar la citada autovía, todo ello, según la versión facilitada por el periódico El Mundo.
En la organización de la fiesta nocturna, intervinieron la empresa concesionaria de la parte sur del recinto del Hipódromo, y otra empresa subcontratada por la primera, especializada en el sector del ocio nocturno.
La primera acusa a la segunda, de no haber contado con la seguridad necesaria para un evento de estas dimensiones, y de que eran los encargados de elaborar el plan de seguridad, y que todo acabó siendo un desastre, porque no dispusieron de los elementos necesarios para controlar a tanta gente.
Una vez levantada el acta de lo ocurrido, por parte de la Policía Municipal, el Área de Seguridad del Ayuntamiento, ha abierto dos expedientes, por supuestas deficiencias en el control de de la seguridad interior del establecimiento y del control de accesos, respectivamente, que por tratarse de infracciones graves, conlleva una sanción que oscila entre los 4.500 y los 60.000 euros.
Este suceso, pone de manifiesto varias cuestiones que conviene destacar:
- La adopción por parte de algunos jóvenes, de comportamientos consistentes en no pagar las bebidas en el interior, y consumirlas por un coste menor en el exterior, hasta minutos antes de actuar el artista que quieren ver, para en ese momento, tratar de entrar todos.
- El evidente riesgo de alteración del orden público y de daños personales que dicho comportamiento supone.
- La imperiosa necesidad de disponer de Planes de seguridad acorde con el tipo y nivel de riesgo existente, y no de meros dispositivos de vigilancia y de control de accesos, o incluso Planes de medidas y servicios de vigilancia, según el literal d) del artículo 12 de la Orden 10494/2002, de 18 de noviembre, de la Consejería de Economía e Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid, que debiera ser revisada y actualizada con carácter de urgencia.
- La formación necesaria por parte de quienes tienen que elaborar dichos Planes de seguridad, que no hay que confundir con los Planes de Autoprotección.
- La alarma social que supone para los padres de los jóvenes, desconocer la inseguridad a que se exponen sus hijos, cuando acuden a algunas fiestas nocturnas.
- La responsabilidad de las Autoridades, de no solamente actuar cuando se produce un incidente, incluido evitar los botellones, sino revisar suficientemente las condiciones de celebración, y lo que es más importante, supervisarlas durante su desarrollo.
Esto es un “aviso a navegantes” que debiera tenerse en cuenta.
Por parte de los organizadores, para contar con profesionales capacitados para elaborar Planes de seguridad.
Por parte de las Autoridades, para exigirlos y controlar su aplicación antes, durante y después del evento.
Cinco víctimas mortales, hace poco mas de año medio, debiera ser como para no volver a caer en los mismos fallos.