Es un fármaco seguro y de los más vendidos en el mundo, pero cuando se sobrepasan las cantidades, las consecuencias son de graves a mortales. Un estudio de la Escuela Politécnica de Zúrich alerta de los peligros de las presentaciones más potentes
El paracetamol, junto con el ibuprofeno, el metamizol (Nolotil), la aspirina y el dexketoprofeno (Enantyum), son los analgésicos más utilizados en España, y también en muchos otros países. Son ‘viejos’ conocidos para la mayoría de la población porque, además de que hace décadas que están comercializados, son baratos y fácilmente accesibles. La fama del paracetamol se disparó durante las primeras semanas de la pandemia de covid-19 a raíz de las declaraciones de algunos políticos (entre ellos, el ministro de Sanidad francés) desaconsejando el uso de ibuprofeno al asociarse a una peor evolución de la enfermedad (afirmación que negó la OMS). Aunque carente de evidencia científica, el mensaje caló entre los ciudadanos hasta el punto de que el Gobierno tuvo que intervenir para evitar problemas de abastecimiento.
Una dosis acumulada de 5 g causa complicaciones hepáticas y solo requiere tomar un comprimido extra con respecto a la pauta máxima indicada.
Lo cierto es que el paracetamol es un fármaco muy ‘socorrido’ para aliviar dolores menores, y lo tenemos interiorizado como seguro y con pocos efectos secundarios (otros antiinflamatorios causan molestias gastrointestinales y el metamizol, bajadas de tensión arterial). Y si con una pastilla no conseguimos el alivio buscado, pues tomamos otra. “Se pueden tomar hasta 4 gramos al día con seguridad, aunque en España no se suele exceder la dosis de 3 gramos”, indica el farmacéutico Javier Velasco, de la Subcomisión de la Revisión del Uso del Medicamento de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac). Esa es la dosis segura aceptada en todos los países.
Líneas rojas
Pero pasar ese límite es exponerse a un grave riesgo, incluso a la muerte. “Una dosis diaria acumulada de 5 gramos no es raro que cause complicaciones hepáticas en adultos y solo requiere tomar un comprimido extra con respecto a la pauta de una pastilla cada 6 horas”, explica a Alimente Emilio Vargas, vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacología Clínica (Sefc).
Estos argumentos lo que indican es que cruzar la línea roja que separa las dosis seguras (4 gramos máximo) de otra ligeramente superior dispara el peligro de graves complicaciones en el hígado, que van desde insuficiencia y cirrosis hasta fallo hepático y muerte. La posibilidad de traspasar el umbral de seguridad aumenta si el fármaco está disponible a dosis altas, como defienden investigadores del Instituto Suizo de Tecnología y el Centro Nacional de Toxicología de Zúrich en un artículo publicado en ‘Jama Network’.
En un estudio transversal sobre 15.790 llamadas telefónicas recibidas en el Centro de Toxicología a causa de intoxicaciones relacionadas con la toma de paracetamol, los autores han detectado un aumento importante de consultas por consumos accidentales excesivos (10 gramos) a partir del año 2003, cuando se aprobó en Suiza la comercialización de paracetamol de 1 g. “Antes de esa fecha, el 15,3% de las intoxicaciones eran por dosis superiores a 10 g y después de 2003 se duplicaron (30,6%)”, recoge el artículo.
Cuanto menos, mejor
Para reducir las intoxicaciones accidentales, los científicos proponen “reevaluar la disponibilidad de paracetamol de 1 gramo”, una opinión razonable a juicio de Emilio Vargas. “La toxicidad aguda al paracetamol está directamente relacionada con la dosis consumida, por lo que es lógico que la accesibilidad a formas farmacéuticas que permitan superar la dosis diaria máxima establecida sin necesidad de recurrir a frecuencias de administración extremas favorezca el riesgo de intoxicación”, expone. “Lo mismo se aplica a los intentos autolíticos: si el paciente tiene acceso a más cantidad de paracetamol es más fácil que pueda sobrepasar los límites en los que se desarrolla toxicidad”, agrega.
Andrea Burden, profesora de farmacoepidemiología y coautora del estudio, apunta que «un problema con el paracetamol es que no es eficaz para todos los pacientes ni para todos los dolores. Si el medicamento no ayuda a aliviar los síntomas de una persona, es posible que se sienta tentado a aumentar la dosis sin consultar a un profesional médico. Ese es el verdadero problema». Velasco ha comprobado esta conducta, sobre todo cuando trabajaba en Reino Unido, donde se dispensaban libremente algunos analgésicos y para los que “muchas personas eran adictas”.
La falta de ‘respeto’ al paracetamol se puede interpretar como un desconocimiento de las gravísimas consecuencias de exceder la dosis recomendada, una ignorancia que se da especialmente entre los jóvenes (la edad media de las llamadas incluidas en la investigación fue de 25 años). Entonces, tal vez haya que informar a los ciudadanos de que el fármaco no es tan inofensivo como parece. “Es preciso concienciar a los profesionales sanitarios de que deben transmitir a sus pacientes la importancia de no saltarse las recomendaciones posológicas y de no sobrepasar las dosis que se les han prescrito”, destaca el vicepresidente de Sefc. “Igualmente, entre los programas de educación sanitaria para la ciudadanía debería potenciarse la inclusión de estos conceptos, la necesidad de revisar el prospecto de los medicamentos que se consumen y de no saltarse las recomendaciones que en él se señalan”, continúa.
Combinaciones alternativas
Otra alternativa podría ser utilizar combinaciones de dosis de hasta 500 mg de paracetamol con dosis bajas de codeína, que ofrecen un mejor control del dolor y, por tanto, evitan la sobremedicación con paracetamol. Estas combinaciones (con hasta 13,8 mg de codeína) están disponibles libremente en Reino Unido, no en España, donde es necesaria la receta del médico para poder comprarlas.
Emilio Vargas insiste en la eficacia del paracetamol como analgésico y antipirético, si bien “debe tenerse en cuenta que su perfil de acción no es antiinflamatorio y, por tanto, no estará bien indicado si se pauta para tratar todo tipo de dolores, independientemente de la causa que los provoque; en algunos estudios, con dolores específicos, el paracetamol no ha demostrado su eficacia”, y es en esto casos en los que “su asociación con opioides puede ser útil en pacientes con dolores intensos o que no se controlan con paracetamol aisladamente”.
Pero, volviendo al artículo de ‘Jama Network’, las soluciones son dejar de vender paracetamol de 1 g «o, como mínimo, los paquetes de tabletas de 1.000 miligramos deben contener una cantidad menor de patillas«, defiende Burden, que también dice que los médicos tienen que recetar la dosis más baja de 500 miligramos, que “puede ajustarse para llegar a los 1.000 miligramos tomando dos tabletas cuando sea necesario”.
¿Qué pasa en España?
En España, desde hace unos años, para comprar paracetamol de 1 gramo es necesaria prescripción facultativa, y “solo hay unos cuantos nombres comerciales que se pueden comprar sin receta y en envases con diez pastillas”, ilustra Javier Velasco.
Entonces, ¿deberíamos secundar la propuesta de los científicos de Zúrich? La posición de la Sociedad Española de Farmacología Clinica es clara: “La Agencia Española de Medicamentos es el organismo encargado de la evaluación de los fármacos en nuestro país y es importante seguir sus recomendaciones. En este sentido, los profesionales sanitarios deben revisar las fichas técnicas de los medicamentos que prescriben y los pacientes leer los prospectos de los fármacos que tienen que utilizar. Además, los profesionales deben buscar activamente y leer las alertas de seguridad y la información que distribuyen”, zanja Emilio Vargas.
El mensaje del médico de familia Juan Carlos Fuentes no admite dudas: «La paradoja del paracetamol es que por debajo de 4 g al día es el fármaco más seguro que tenemos y por encima de esa dosis es el más tóxico y peligroso«