Cada vez compro más online. No lo voy a negar, al principio tenía cierto temor a que pudieran robar mis datos y tratar de hacer pagos con mi tarjeta. He visto, sin embargo, que puedo confiar. Durante meses de estar mucho en casa y hacer más compras en internet, he aprendido que todas mis transacciones son seguras.
Desde que la pandemia provocada por el Covid-19 llegó a mi vida (y a la de todos) para cambiarla por completo, he tenido que transformar muchos de mis hábitos. Primero, obligada por el confinamiento que estableció el estado de alarma. Después, por evitar todos los riesgos posibles. Mi vida ha mudado, en gran medida, al mundo online, donde, en el último año, he realizado multitud de compras cotidianas en el supermercado, en tiendas de ropa o en librerías. Y también otras más excepcionales, como un sofá nuevo.
Antes, yo era más de frecuentar los establecimientos físicos de mi ciudad. Como compradora que ha vivido la época analógica y la transición hacia lo digital, lo de las compras online era algo bastante desconocido, inaccesible, casi una barrera para mí. Pero al final me animé por sus ventajas (y por las circunstancias). También lo han hecho muchas tantas personas, otrora escépticas. Tantas que, actualmente, han situado al ecommerce como una de las principales tendencias de consumo en España. En los últimos meses, un 52%¹ de españoles afirman haber realizado más compras online y un 23%¹ reconoce haberse iniciado por primera vez en este mundo del ecommerce.
¿Y SI ME ROBAN LOS DATOS?
Realizar pagos en aplicaciones y webs era algo que inicialmente me preocupaba por varias razones. La primera: ¿mis datos personales están protegios? La segunda: ¿Y si me los roban y hacen un uso fraudulento de mi tarjeta? Estas cuestiones suelen ser las más importantes para los usuarios -no solo para mí-, tal y como recoge el estudio de la consultora Advanced para Visa: el 81% de los encuestados afirma darle mucha importancia a la protección de sus datos y el 76% a la seguridad.
Yo, como muchos de ellos, nunca me sentía lo suficientemente segura para iniciarme en el ecosistema digital, a pesar de la insistencia de mis hijos y amigos. Pero ahora me siento tranquila cuando compro online con Visa. Este método de pago me ofrece confianza y protección, ya que la tecnología que hay detrás de cada transacción garantiza que todos mis pagos se produzcan de forma segura.
Para empezar, Visa trabaja en colaboración con los bancos y aplica más de 500 capas de seguridad que validan cada una de las transacciones que se procesan a través de la red Visa (VisaNet). Esta tecnología permite detectar el fraude en tiempo real a través del análisis predictivo. Visa hace uso, entre otras, de la Inteligencia Artificial para confirmar que soy quien digo ser e identificar posibles pagos que no son habituales en mí (por el tipo de compra, el lugar o la hora en el que sucede el pago, etc.) y que pueden dar pistas de que se está produciendo una acción fraudulenta.
SIEMPRE PROTEGIDO
Otra de las herramientas que la compañía líder mundial en pagos digitales utiliza es la tokenización, que encripta mi información personal y me protege en las compras online. Por ejemplo, si tengo asociado el pago a mi tarjeta en servicios de suscripción, cuando la tarjeta caduca y recibo una nueva, o si la pierdo y el banco me emite otra, el token (ese identificador digital único) se renueva y actualiza de forma automática en todas las plataformas. Así, no tengo que recordar en qué plataformas introduje los datos de mi tarjeta para poder actualizarlos.
Al principio también me preocupaba qué hacer si el producto que había comprado no es lo que yo esperaba y quería devolverlo. ¿Tendría problemas para recuperar mi dinero? Ahora sé que en el caso de que esto ocurra y que el comercio se niegue a devolverme el dinero, siempre que haya pagado con tarjeta de débito, crédito o prepago Visa, puedo presentar una reclamación de devolución de cargo: chargeback, se llama. Mi banco solicitará en mi nombre la devolución del dinero a la entidad de quien me ha vendido el producto o servicio. Es importante saber que no se trata de un derecho legal, sino de una vía para tratar de resolver esta situación de la manera más justa posible.
LA PRECAUCIÓN, IGUAL DE IMPORTANTE
Con todo, no hay que ser ingenuos. Es importante ser precavidos con nuestra información personal y evitar comprar en sitios online sospechosos. Al final, los cibercriminales confían en el error humano para cometer el fraude. Por eso, lo primero que debemos hacer cuando entramos en una web es comprobar que es una conexión segura y que se trata de una página oficial o con reputación y prestigio consolidado. En este sentido, mejor evitar comprar en sitios online que no den información sobre datos reales y físicos de la empresa, condiciones de venta, devoluciones o reclamaciones, o que no incluyan textos legales sobre aviso legal, políticas de privacidad, etc.
Una vez que estamos dentro de la web, antes de realizar nuestra compra, debemos comprobar que el proceso de pago está verificado por compañías como Visa. Así, cada vez que realicemos compras en línea y veamos el logo de Visa, estaremos seguros de que nuestras transacciones están protegidas.