Introducción
La rápida evolución de las tendencias y las disrupciones tecnológicas, junto con el aumento de la ansiedad individual y la inestabilidad del contexto, establece una ruta inesperada y reto exigente para las organizaciones del siglo XXI (Cascio, 2020). Este desafío implica el desarrollo de una capacidad de adaptación ágil, que demanda transformar inicialmente los imaginarios de las personas sobre lo que es la realidad y cómo entenderla, para luego articular una nueva cultura que le permita moverse mejor, fallar rápido, desaprender pronto y experimentar mucho (Cano, 2021).
En este escenario, conceptualizar una propuesta de pronósticos para la ciberseguridad/seguridad de la información resulta un “salto de fe” sobre los reportes, los documentos y los datos disponibles a la fecha, comoquiera que desde allí, se tratará de situar algunos referentes básicos e ideas claves, cuya vigencia se debilitará con el pasar de los días. Por tanto, lanzarse a efectuar visualización de oportunidades y retos para los modelos de seguridad y control en el 2022, demandará una lectura de umbrales los cuales estarán enmarcados en algunas temáticas que han venido referenciándose en diferentes informes a nivel internacional y en realidades emergentes o señales débiles del entorno.
Hacer una lectura de umbrales para explorar las tendencias de la ciberseguridad/seguridad en el 2022, exige crear una vista de transformación basada en un ejercicio de “feedforward”. Esto es, establecer un mapa imperfecto del momento presente y decidir qué hacer ahora en función de lo que se percibe y en circunstancias radicalmente distintas. Lo anterior, implica plantear un camino potencial de cambios que se configuran en la actualidad creando una perspectiva de evolución basado en distinciones conocidas o novedosas (Hodgson, 2020).