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Un ejército contra las minifaldas. La Guardia Revolucionaria Iraní

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Resumen:

Desde su propia perspectiva, Irán afronta un amplio abanico de amenazas, entre las que destaca una especialmente peligrosa para la supervivencia del régimen: la cultural.

Su concepto de seguridad incluye preservar su ideología y su fe, pilares en los que se basa el sistema en su conjunto. Así, las amenazas contra sus valores culturales y religiosos pasan a ser una cuestión de seguridad nacional. Ante la incapacidad del estamento religioso de afrontar esta amenaza, ha sido la Guardia Revolucionaria Iraní la que ha ido mutando, hasta convertirse en un instrumento de control social, empeñado en contrarrestar esta amenaza para garantizar la supervivencia del régimen.

En el documento se analizan las transformaciones que ha sufrido esta organización para adaptarse a esta nueva misión.

Palabras clave:

Irán, Guardia Revolucionaria de Irán, Basij, Movimiento Verde, ayatolá Jamenei.

La amenaza de las minifaldas

Desde la perspectiva de los ayatolás, Irán afronta un amplio abanico de amenazas, entre las que destaca una especialmente peligrosa para la supervivencia del régimen: la cultural. Dado que su concepto de seguridad incluye preservar su ideología y su fe, pilares en los que se basa el sistema en su conjunto, las amenazas contra sus valores culturales y religiosos pasan a ser una cuestión de seguridad nacional. La cultura occidental, concretamente, supone una amenaza existencial para la Revolución Islámica, ya que una sociedad secularizada e impregnada de valores occidentales acabaría con la autoridad de los ayatolás, amenazando irremisiblemente la supervivencia del régimen.

Las recientes revueltas populares han evidenciado el creciente distanciamiento de grupos cada vez más amplios de la población respecto al régimen. En 2018, una ola de disturbios originados por el incremento en el precio de la gasolina desembocó en protestas contra el régimen, poniendo de manifiesto un profundo malestar social. Esta pérdida de apoyo social supuso un duro golpe para el régimen, necesitado más que nunca de cohesión interna para afrontar las dificultades derivadas de las sanciones económicas impuestas por EE. UU. Por otra parte, a pesar de décadas de esfuerzo, el
régimen de los ayatolás no ha conseguido la plena islamización de la sociedad iraní, cada vez más alejada de los dogmas y códigos de la Revolución Islámica. A pesar de sus esfuerzos, las mezquitas iraníes están vacías y no parece fácil revertir esta situación.