Decía Clausewitz que, en cuestiones de estrategia, había que esperar lo mejor y prepararse para lo peor. Y lo primero que hemos aprendido de esta crisis que sacude a todo el mundo, es que, sabiendo de los riesgos evidentes, nadie había querido ni asustar a la sociedad del bienestar, ni mucho menos prepararla para una tragedia como ésta, que con un poco de suerte quizás nunca ocurriría. Pero lo primero que se ha evidenciado es que apenas existían planes de contingencia ni de organización ante una crisis epidémica que sigue unos patrones muy comunes en cuanto a su contagio y extensión. Que un país como España no tenga en unos cuantos almacenes cien millones de mascarillas, batasy gafas demuestra que en cuestiones de estrategia seguimos la misma técnica de la ruleta, rojo o negro, a que haya suerte, en definitiva.
Y después del Covid, ¿qué?
Enrique Navarro
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