Telefónica llevó a cabo un milimétrico ejercicio de ingeniería, instalación y ejecución para desplegar en cuestión de horas la red precisa para que el Hospital de Ifema fuera una realidad.
Es la tecnología, pero en realidad son las personas. Por eso no había tiempo que perder. Ni un segundo. La crisis del COVID-19 no dejaba de agravarse y hacían falta más camas de hospital, más instalaciones para atender a más pacientes y contribuir a salvar vidas.
Telefónica se puso manos a la obra. Un trabajo coordinado se activó de manera inmediata. Todo el mundo se puso en marcha con todas las ganas del mundo. No había que explicar nada. Había que actuar y había que hacerlo ya. El engranaje humano entró en funcionamiento y se convirtió en un auténtico ejercicio de sincronización, ingeniería y precisión.
En cuestión de horas, Telefónica desplegó la red de datos para proveer de conectividad al Hospital temporal de la Comunidad de Madrid en Ifema, el hospital de campaña más grande de Europa. E hizo lo propio con los 11 hoteles convertidos en hospital en Madrid para luchar contra la enfermedad.
El despliegue consistió en una serie circuitos de fibra de 1 Gbps en el Hospital de Ifema y conexiones de 100 Mbps en los 11 hoteles. Pero la compañía no se quedó en el despliegue, sino que Telefónica decidió asumir el coste de la instalación, el caudal y la puesta en marcha de dichas redes. Además, Telefónica colaboró en el dimensionamiento de los Servicios de Emergencias para atender mejor la demanda de consultas sobre el coronavirus.
Horas, porque había que ejecutar y poner en marcha todo en horas, de trabajo, de lucha contra el reloj, de urgencias y de necesidades. Horas de mucha responsabilidad. “En todo momento, hemos tenido muy presente la exigencia de esta situación crítica en la que sabíamos que no podíamos fallar a la sociedad“, afirma José Luis Díaz Estévez, de I+M Empresas Telefónica.
Pero horas, sobre todo, de vocación, de servicio de ayuda, de ilusión, de saber que se estaba contribuyendo a una causa decisiva, horas de las que arrancan lágrimas y conmueven, de las que iluminan los ojos de las personas que se ocupan de llevar todo a término y propician que sus compañeros, todos, se sientan orgullosos de trabajar con ellos.
Un despliegue humano y tecnológico que ejemplifica que #seguimosconectados y que nunca dejaremos de estarlo. Las personas lo merecen. Y siempre lo merecerán.