La vida sobre la tierra es una interfase entre las interacciones de la geomorfología (el suelo), la atmósfera (meteorología y climatología) y las interrelaciones de los seres vivos entre sí (plantas, hongos, virus y animales).
La vida sobre la tierra es una interfase entre las interacciones de la geomorfología (el suelo), la atmósfera (meteorología y climatología) y las interrelaciones de los seres vivos entre sí (plantas, hongos, virus y animales). Por lo que lógicamente la geomorfología, la atmósfera y los seres vivos influyen sobre las actividades humanas, unas veces de manera positiva y otras veces de manera negativa. Cuando estas interacciones son negativas se producen daños a la integridad de las personas y a sus bienes, como en el caso de los terremotos, las olas de frío, las inundaciones, etc. Todos estos riesgos que afectan a las actividades antrópicas se catalogan, se valoran y se cuantifican en los Planes de Emergencia de Protección Civil para evitar o minimizar sus efectos negativos en lo posible. Hasta ahora todo parece perfectamente planificado, pero a causa de la súbita aparición de algunos riesgos, su alta probabilidad de ocurrencia y los daños directos a la población y sus bienes, existe una visión subjetiva de mismos que impiden valorar todos los riegos con el mismo rasero. Es de todos sabido que los terremotos, los incendios, las olas de frío, las inundaciones y otros riesgos relacionados con la geomorfología y las condiciones atmosféricas acaparan muchas páginas en los Planes de Protección Civil, pero en detrimento de otros “riesgos naturales olvidados”. Parece que obviamos los riesgos ocasionados por la interacción con otros seres vivos, a favor de los relacionados con el clima y el suelo, que pueden producir graves daños a la población y sus bienes. Sin pretender abordar todos los riesgos naturales de origen animal (pues se trata de un tema muy complejo), me interesa enumerar algunos de los más comunes que por su desconocimiento se pasan de largo en los análisis de riesgos en los Planes de Protección Civil: PLAGAS DE INSECTOS: Como la causada por la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), oruga defoliadora de las coníferas que favorece la erosión, pérdida de productividad forestal, aumento de la escorrentía del terreno y desestabilización de taludes (al causar la muerte de los árboles), así como problemas alérgicos en la población (pues las orugas poseen pelillos que almacenan sustancias urticantes, que se acumulan en los nidos al mudar las orugas la piel y pueden ser transportados por el aire a distancias considerables). ENFERMEDADES DE LA CABAÑA ANIMAL: Enfermedades que pueden ser contagiosas para las personas y entre las que destacan la brucelosis, tuberculosis y encefalopatía espongiforme en ovejas y vacas. PLAGAS DE OTROS ANIMALES: Dentro de este apartado se pueden citar problemas con distintos grupos animales, que por causas naturales o antrópicas ven crecer sus poblaciones de manera desmesurada. Entre estos problemas se pueden destacar los siguientes: Ø Eclosiones masivas de mosquitos y otros insectos en algunas zonas húmedas que ocasionan la alarma entre la población y un aumento de cuadros alérgicos. Ø Aumento de la población de roedores u otros animales que pueden ser vectores de propagación de pandemias entre las poblaciones humanas como los recientes casos de neumonía atípica y gripe aviar. Ø Termitas y barrenillos, insectos xilófagos que causan graves daños al patrimonio artístico pues consumen las maderas de las construcciones históricas. Ø Animales asilvestrados que causan pérdidas en la cabaña ganadera y que a medio-largo plazo pueden desestabilizar los ecosistemas causando daños al medio ambiente. Una vez terminada esta somera descripción de “riesgos olvidados”, espero que a partir de ahora se traten con más profundidad en los Planes de Protección Civil, junto a los riesgos de origen geológico y atmosférico, los riesgos ocasionados por la interacción del hombre con otros seres vivos, pues se trata de uno de los tres vértices que marcan la vida sobre el planeta. |